YO NO SE NADA, Y TU?

La arquitectura es una carrera en la cual muy pocas veces se está seguro de algo. No sólo vivimos en un mundo lleno de subjetividades, sino también usamos las subjetividades como base de nuestra creación. Nuestras propuestas se basan, en la mayoría de los casos, en interpretaciones personales sobre alguna realidad. ¿Cómo sacarle provecho a toda esta “ignorancia”?

Comencemos por cambiar la palabra ignorancia, por curiosidad. Es importante el querer saber. No siempre el estar seguro de las cosas te hace mejor. Dudar sobre lo ya establecido y descubrir cosas nuevas es lo que hace a un artista.

“El genio, en el arte, consiste en saber hasta qué punto podemos llegar demasiado lejos. ¡No lo toques más! Grita el aficionado. Es entonces cuando el artista se arriesga”. (Jean Cocteau, 1922)

El análisis personal de las cosas es el primer paso. La constante observación. Esa sed de ver e interpretar, es básicamente lo que llevo a todos los más renombrados arquitectos a ser lo que son. Todas esas experiencias que son “para nosotros mismos” y que muchas veces son menospreciadas por las instituciones docentes, son el fundamento de nuestros propios lenguajes.
No existe una respuesta única para la pregunta ¿Qué es arquitectura? La verdad sobre lo que es arquitectura, está en la misma pregunta. Uno aprende o enseña arquitectura, enseñando o aprendiendo a hacerse esa pregunta. Es decir, la arquitectura es la infinita repetición de esa pregunta.

Es exactamente eso, lo que se tiene que hacer EN la universidad. Ella no lo va a hacer por nosotros. Cada uno es responsable del desarrollo de su propia carrera. Desde el primer ciclo hasta el último, la universidad no es más que un laboratorio.

Fuentes:
Acerca de la enseñanza de la arquitectura – la invención de la arquitectura
Manuel J. Martín Hernandez